lunes, 31 de agosto de 2015

CUARENTA AÑOS DESPUÉS

Hoy te he visto en Facebook;
qué curioso,
cuarenta años después
me devuelven tus ojos las nuevas tecnologías.
Para que luego digan que no son románticas
y que sólo sirven para engañarnos unos a otros

Nos conocimos cuando todavía
cantaban alegres los pájaros en nuestras cabezas.
No fue amor,
aquel calor de tu brazo en mi cintura.
Era la juventud con su sangre en copa de fiesta;
era la noche cayendo sobre nosotros
con su goma de borrar
y eran los dedos del recuerdo
dejando en nuestra piel su tatuaje perenne.

No fue amor,
pero recuerdo todavía, de qué manera,
sacabas el brazo por la ventanilla
mientras conducías
y cómo removía el aire tu flequillo.

Que te gustaban las películas de vaqueros
aunque nunca entendiste bien quiénes eran los buenos.

Que leías novelas en francés;
que te adentrabas en las huertas
para oler el perfume de los frutos en los árboles
y que más de cuatro perros te perdonaron la vida.

Y recuerdo el olor a limón de la cocina de tu abuela;
y sé que tenía una gata enamorada
que cerraba los ojos cuando te veía.

Nos conocimos, cuando al almanaque,
era un jardín de hojas blancas en nuestras manos


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